El gobierno y los empresarios se vienen resistiendo a tomar medidas contra el virus que puedan afectar a la economía, al mercado, actuando siempre por detrás de los acontecimientos y solo a la luz de los datos de muertos e infectados, (por otra parte cuestionables los últimos, pues a penas se están realizando test).
Tras 15 días de estado de alarma, y confinamiento de la población en sus casas, eso sí, mientras millones de trabajadores/as tenían que seguir acudiendo a sus puestos de trabajo, por lo visto, los trabajadores/as tienen algún poder sobrehumano o sobre natural, que hace que en su condición de tales no se vayan a contagiar yendo a sus puestos de trabajo, ni en el desempeño en los mismos sin medidas de protección, pero luego cuando vuelven a casa, no pueden salir a la calle por su salud y por la salud pública. Ahora sí, a 30 de marzo tras 15 días de estado de alarma con trabajadores arriesgando su salud y sus vidas acudiendo a sus puestos de trabajo, y tras miles de infectados y muertos, con los contagios desbocados sin que se alcance el famoso “pico de la curva”, el gobierno decreta la parada la actividad laboral y productiva no esencial. Vaya, ahora, se han “dado cuenta” que de lunes a viernes con la actividad laboral hay mucha movilidad, mayor a la de los domingos, y que para frenar el contagio del virus es necesario que todos los días haya la misma movilidad que los domingos, vamos “se han dado cuenta” que hay que parar la actividad laboral y productiva, y dicen que actúan según lo que les dicen los expertos científicos. No hay que ser experto, ni científico para ver la contradicción existente entre decir que para frenar el contagio del virus hay que confinarse y suspender la interacción social, y al mismo tiempo continuar la actividad laboral entre la mayoría de los trabajadores.
Nos han dicho hasta la saciedad que hay que cumplir la ley, la constitución española en su artículo 43 reconoce el derecho a la protección a la salud y entre otras se desarrolla y regula este derecho en las leyes de prevención de riesgos laborales. Vemos, pues que la ley no se ha estado cumpliendo para los trabajadores en general, pues ni si quiera se cumple para los sanitarios en hospitales, muchos de ellos están trabajando sin las medidas de seguridad y poniendo en riesgo su salud y su vida.
También nos dicen que se ha actuado de la mejor y única manera posible para proteger la salud. ¿Qué podríamos hacer los trabajadores/as y que herramientas necesitaríamos para actuar en relación al trabajo y la salud?, si tuviéramos una economía organizada, planificada, descentralizada y gestionada democráticamente por los trabajadores/as, donde en cada empresa existieran asambleas de trabajadores/as con competencias plenas en la organización y decisión sobre el trabajo y la producción, que junto a los comités de salud y con asesoramiento técnico, hubieran valorado los riesgos, su gravedad e intensidad, y ver si existían medidas de prevención o caso de que no las hubiese o no fuesen suficientes para proteger la salud y la vida de los trabajadores, entonces habría sido posible decidir paralizar la actividad laboral mucho antes. Todo ello coordinado entre empresas, ramas de la producción y territorios. Esta otra economía, también, podría haber reaccionado y adaptarse mejor a producir lo necesario para combatir la pandemia, tomando las decisiones sobre la producción en función de ese interés general. Un empresario individual o un grupo de accionistas de la empresa, salvo casos excepcionales, no tomará decisiones en función del interés general, porque lógicamente tienen un interés particular que es la acumulación capitalista. Lo vemos, por ejemplo, con la subida de precios, la especulación, la dificultad de comprar suministros sanitarios, etc es el mercado amigos! Como dijo, y diría Rodrigo Rato.
Estamos viendo como son los trabajadores /as quienes se juegan la salud y la vida en los trabajos, que menos que sean ellos quienes gestionen y planifiquen democráticamente la economía, ofreciendo así más garantías de actuar en función de la salud de los trabajadores/as, la salud pública y el interés general, o definir más correctamente que trabajos y servicios son esenciales, en vez de las decisiones de un gobierno concentrando “todos los poderes” presionado e influido por los lobbies financieros y empresariales. La propia ministra de trabajo ha declarado que: “no vamos a aceptar presiones de ningún tipo”, y ¿quién puede tener capacidad e interés de presionar al gobierno en cuestiones laborales y de economía?
En este otro tipo de economía podríamos poner los hospitales privados bajo gestión de los trabajadores al servicio de combatir la pandemia y de la salud pública, en vez de tener que improvisar “hospitales” en tiendas de campaña, polideportivos, pabellones de feria, naves, etc convertidos en “hospitales de campaña”, de habitaciones colectivas inmensas con literas, con dificultades o imposibilidad para cumplir protocolos de seguridad y con unas condiciones muy deficientes de intimidad y dignidad para los pacientes, y mientras los hospitales privados, puestos de perfil, ni están, ni se les espera, dando vacaciones o permisos al personal, ajustando costes, haciendo ERTEs, etc, es decir, a lo suyo a rentabilizar su inversión.
Desde el gobierno y los medios de comunicación no paran de lanzarnos el siguiente mensaje: “todos juntos vamos a salir de esta, no se va a quedar nadie atrás, nadie va a quedar desprotegido, estamos implementando medidas de ayuda para todos”. En la crisis de 2008 Zapatero y el gobierno de entonces del PSOE, repetían sin cesar, no se va a quedar nadie en la cuneta, y cosas así, en fin, tenemos los hechos y multitud de datos desde entonces, juzguen ustedes, que ocurrió y que ocurrirá ahora.
Para empezar, parece que todos juntos,… no, porque “nuestros aliados” del área geopolítica y económica en la que estamos encuadrados han dado buena muestra de su insolidaridad, egoísmo y del carácter de nuestra Unión o asociación, un mercado común y una moneda única y poco más. La Unión Europea, nada de nada, a pesar de decenas de países Europeos afectados, miles de muertos e infectados. Los países del norte se resisten a que la Unión Europea, actúe como una unión, y ponga recursos para el combate de la pandemia. Estados Unidos, ni está, ni se le espera, lo que ha hecho es cerrar fronteras y vuelos con Europa, e incluso amenazar a los países que reciban ayuda sanitaria de Cuba contra la pandemia, que por otra parte, junto con China, son prácticamente los únicos que nos están ayudando.
Desde otras relaciones internacionales, otros aliados con mayor afinidad y cercanía cultural y de principios compartidos, desde otros principios como el internacionalismo en las relaciones con otros pueblos y países del mundo podríamos haber recibido ayuda desde unas relaciones de colaboración, cooperación, beneficio y ayuda mutua y solidaridad, para que entonces, sí estuviéramos enfrentando todos juntos esta crisis.
El mensaje de “todos juntos vamos a salir de esta, no se va a quedar nadie atrás” va dirigido a los trabajadores y las clases populares, a calmar y embaucar, a aquellos que ya saben que esta crisis como las anteriores la acabaremos pagando nosotros. Ya de entrada las medidas tomadas por el gobierno con el estado de alarma, obvian a los colectivos más desfavorecidos, parados, personas sin hogar, dependientes o ancianos con escasos recursos, personas en economía informal o de subsistencia, inmigrantes sin regularizar, etc Los trabajadores cuando acaben los ERTEs se enfrentarán a despidos, cierre de empresas y paro masivos, los autónomos y PYMES con problemas de solvencia a la quiebra y cierres. Mientras, la banca y el sistema financiero, haciendo negocio con los créditos avalados por el estado, es decir, por todos nosotros, ¡¡que bien vendrían ahora que devolvieran los 60.000 millones de rescate que recibieron!! Y las grandes empresas y multinacionales despidiendo a trabajadores, con cargo a presupuesto público, para precarizar el empleo y adaptarse a una nueva economía en la que necesitarán menos mano de obra pero más cualificada, las mismas grandes empresas, bancos y multinacionales que siguen con sus sedes en paraísos fiscales, para no pagar apenas impuestos, al tiempo que se quedan con un trozo mayor del “pastel”, del mercado, porque muchas PYMES y autónomas habrán cerrado. De esta crisis, las élites mundiales los ricos y poderosos, los dueños del capital, van a salir más ricos y fortalecidos y el resto saldremos mas empobrecidos.
También nos dicen que “ahora lo que toca es apoyar la gestión del gobierno”, el gobierno acude a los mercados, que dice que están muy tensionados, que son muy agresivos, para comprar los bienes y suministros sanitarios necesarios para combatir la pandemia, pero esos mercados no están satisfaciendo nuestras necesidades, los suministros se retrasan, los gobiernos se ven presionados por sus opiniones públicas, y los precios se disparan, los intermediarios especulan, hacen su agosto, y los mercados hacen su verdadera función, maximizar el beneficio para incrementar la acumulación capitalista a costa incluso de la salud y la vida de todos.
Mientras, los economistas neoliberales cuando aparece la crisis, en cada crisis, piden una vez más que sea el estado, todos, la generación presente y futura quienes salven y rescaten a los actuales bancos y empresas, rescate que se convierte en deuda pública, pero cuando van bien las cosas invocan la libertad de mercado y empresa para que los beneficios se repartan solo entre los accionistas. Véase como ahora, el sistema financiero, en esta crisis, ni está ni se le espera, a pesar del generoso rescate de 60000 millones que recibió en la anterior crisis por parte del estado, por de todos.
En definitiva, diversidad de hechos e indicios van poniendo de manifiesto que la economía capitalista neoliberal basada en el mercado, no es solo que profundice de manera abismal las desigualdades sociales y destruya la naturaleza, el medio ambiente, sino que se revela cuanto menos muy deficiente a la hora de proteger la vida y la salud de los trabajadores y de la población en general, especialmente en situaciones de crisis sanitarias, además de incapaz de garantizar no ya prosperidad sino simplemente las condiciones y necesidades básicas para una vida digna para todos y todas.
Estamos un momento de crisis profunda, de agotamiento del modelo ideológico y régimen de dominación, como el actual, y se hace necesario repensar nuestros sistemas políticos y económicos y formular alternativas para alcanzar una vida digna, libre y feliz. Salvando las distancias, hace aproximadamente un siglo, el mundo, España y Andalucía se encontraban en una situación similar, y algunos hombres lúcidos como Blas Infante, desde el punto de vista de la victimas, intentaron formular propuestas y alternativas de liberación social y nacional, basadas en nuestra historia de lucha revolucionaria y de liberación del siglo XIX que se condensó y concreto en la propuesta que los republicanos andaluces del partido Republicano Federal establecieron en la Constitución Andaluza de 1883, de la cual consideramos que podemos extraer algunas enseñanzas y orientaciones para aplicar en la situación actual, entre ellas:
Una economía planificada democráticamente bajo control obrero descentralizada pero coordinada, a través de la reversión de las privatizaciones, la remunicipalización de todos los servicios públicos, la creación apoyo y promoción de cooperativas, en especial con créditos a interés cero a las mismas, podría dar cauce a las energías y creatividad del pueblo, y esta vez, sí a salir todos juntos de esta, sin dejar nadie atrás. Estas cooperativas podrían absorber a trabajadores despedidos y producir para satisfacer las necesidades del pueblo trabajador, y no producir para acumulación capitalista, y podrían poner todos los medios y recursos materiales y productivos, tanto públicos como privados al servicio de la emergencia sanitaria en este caso.
Esta economía municipalizada, cooperativizada bajo control obrero democrático estaría más cercana al terreno y de las necesidades del pueblo en cada municipio o territorio en concreto. A la hora de explorar y poner en marcha medidas y estrategias económicas y productivas para vencer a la pandemia y recuperarnos, mejor es la diversidad y pluralidad que una sola estrategia centralizada desde el gobierno del estado.
David Juliá Díaz